sábado, noviembre 12, 2005

Violeta


GRACIAS A LA VIDA
Gracias a la vida que me ha dado tanto.Me dio dos luceros que, cuando los abro,perfecto distingo lo negro del blanco,y en el alto cielo su fondo estrelladoy en las multitudes el hombre que yo amo.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.Me ha dado el oído que, en todo su ancho,graba noche y día grillos y canarios;martillos, turbinas, ladridos, chubascos,y la voz tan tierna de mi bien amado.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.Me ha dado el sonido y el abecedario,con él las palabras que pienso y declaro:madre, amigo, hermano, y luz alumbrandola ruta del alma del que estoy amando.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.Me ha dado la marcha de mis pies cansados;con ellos anduve ciudades y charcos,playas y desiertos, montañas y llanos,y la casa tuya, tu calle y tu patio.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.Me dio el corazón que agita su marcocuando miro el fruto del cerebro humano;cuando miro el bueno tan lejos del malo,cuando miro el fondo de tus ojos claros.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.Me ha dado la risa y me ha dado el llanto.Así yo distingo dicha de quebranto,los dos materiales que forman mi canto,y el canto de ustedes que es el mismo cantoy el canto de todos, que es mi propio canto.
Gracias a la vida que me ha dado tanto.


Autobiografía en verso(fragmento)
Pa' cantar de un improvisose requiere buen talento,memoria y entendimiento,fuerza de gallo castizo.Cual vendaval de granizoshan de florear los vocablos,se ha de asombrar hast'el diablocon muchas bellas razones,como en las conversacionesentre San Peiro y San Paulo.
Tamién, señores oyentes,se necesita estrumento,muchísimos elementosy compañero 'locuente;ha de ser güen contendiente,conoce'or de l'historia;quisiera tener memoriapa'entablar un desafío,pero no me da el sentí'opa' finalizar con gloria.
Al hablar del estrumentodiríjome al guitarrón,con su alambre y su bordónsu sonoro es un portento.Cinc' ordenanzas le cuentotres de a cinco, dos de a tres,del clavijero a sus piesl'entrasta'ura 'legante,cuatro diablitos cantantesdebe su caja tener.
Y pa' cantar a porfíahabrá que ser toca'ora,arrogante la cantorapara seguir melodía,galantizar alegríamientras dure'l contrapunto,formar un bello conjuntoresponder con gran destreza.Yo veo que mi cabezano es capaz par' este asunto.
Por fin, señores amables,que me prestáis atención,me habéis hallado razónde hacerle quite a este sable;mas no quiero que s'entablecontra mí algún comentario,pa' cominillo en los diariossobran muchos condimentos.No ha de faltarm' el momentoque aprenda la del canario.


Violeta del Carmen Parra Sandoval: 1917-1967
Nació el 4 de octubre de 1917, en San Carlos, región de Ñuble, en una gran familia campesina. Tuvo ocho hermanos, más otros dos medios hermanos, hijos de su madre. Varios de ellos son hoy ampliamente conocidos como poetas y cantores, así como sus hijos y nietos.
Su madre fue Clarisa Sandoval Navarrete, de quien Violeta recordaba su afición a las canciones campesinas. Había sido casada anteriormente con un primo, matrimonio del cual nacieron Marta y Olga. Tras quedar viuda, Clarisa se casó con Nicanor Parra, padre de Violeta.
Él era profesor primario y conocido folclorista de la región. Emigraron más tarde hacia el Sur y se radicaron en Lautaro, en donde transcurrió la niñez de Violeta. Su infancia y la de sus hermanos fue muy dura y modesta. Debieron enfrentar precarias condiciones de vida, lo cual los obligó a trabajar desde temprana edad.
La personalidad de Violeta Parra ha sido definida como la de una mujer con un fuerte carácter, rasgo típico en ella ya desde pequeña.
El canto, la pasión de su vida
Nicanor Parra enseñó a cantar a todos sus hijos. Con las cantatas nocturnas y matutinas presididas por su padre, Violeta se aferró al canto, haciendo de él la pasión de su vida. Sin embargo, la madre se oponía a esta pasión que desplazaba los estudios.
La asistencia escolar de Violeta fue irregular, tanto por razones económicas como por el poco interés de la niña, que rechazaba todo aquello que estuviese relacionado con lo institucional, jerárquico y autoritario. Estudió en el Liceo Nº 16 de Chillán.
Tras el fallecimiento del padre, en 1929, los problemas de solvencia económica aumentaron para la familia Parra. Como solución, los hermanos adolescentes salían a cantar en barrios de ciudades como Chillán, San Carlos, Arauco y sus alrededores.
Traslado a Santiago: Las Hermanas Parra
Cuando Violeta tenía 15 años (1932), decidió viajar a Santiago, donde vivió con su hermano Nicanor Parra. Este la matriculó en la Escuela Normal de Niñas, para que pudiera terminar sus estudios. Allí estudió dos años. Pero ella estaba más interesada en desarrollar sus habilidades musicales. Se independizó de Nicanor, formando con su hermana Hilda el dúo Las Hermanas Parra, y comenzó a cantar en diversos boliches populares, como El Popular y El Tordo Azul, para financiar su estadía en la capital. Entonces, efectuó sus primeras grabaciones de tonadas, sin mayor originalidad.
En 1935 llegaron a Santiago su madre y otros hermanos. Se establecieron en la comuna de Quinta Normal.
Casamiento y separación
Violeta se enamoró de Luis Cereceda y se casaron en 1938. Con él tuvo dos hijos, Isabel y Ángel. Posteriormente, el matrimonio se trasladó a Valparaíso, ciudad donde Violeta encontró el espacio anhelado para cantar y su verdadera vocación.
Sin embargo, su matrimonio comenzó a debilitarse, hasta la separación en 1948; para Luis Cereceda, el canto de Violeta fue un obstáculo en la relación.
En 1953 Violeta realizó sus primeras presentaciones en Radio Chilena, cantando “a lo humano y lo divino” en programas que dieron gran importancia al folclore nacional.
En aquellos años, Violeta volvió a casarse. Esta vez con Luis Arce, unión de la cual nacieron Luisa Carmen y Rosita Clara. Pero él tampoco fue su pareja definitiva: la dedicación principal de su vida eran la música y el folclore.
Primeros premios
En 1942, Violeta Parra ganó su primer premio en Santiago, por cantar canciones españolas con su hermana Marta. Entre sus cantos populares predilectos se destacaban, además, farucas, pasodobles, valses peruanos, tonadas, entre otras, típicos estilos folclóricos.
“Encuentro folclore en todas partes... hasta en la Plaza de Armas. Las cabezas blancas me orientan; donde veo una cabeza blanca, me acerco y empiezo a preguntar”, decía ella.
Primeros discos
En 1952, Violeta escribió Por Qué los Pobres No Tienen. En 1954 obtuvo el premio Caupolicán al mejor intérprete. En 1960 grabó esta canción en Buenos Aires, pero fue prohibida su difusión, debido al compromiso político manifiesto en su contenido. En Europa grabó otros discos.
Estilo propio
Los temas populares y los problemas sociales fueron una constante en las canciones de Violeta Parra. Y aunque su participación política no consistió en una militancia partidista destacada, se la ha caracterizado como “la voz de los marginados”.
Además del interés por cantar, desarrolló la necesidad de rescatar el folclore chileno característico de los campos. Paulatinamente, comenzó a investigar el folclore y a reunir la información necesaria para difundirlo. A partir de la década que comenzó en 1950, este trabajo se profundizó. Por medio de visitas, de casa en casa, Violeta recolectó información, rearmando las tradiciones culturales del canto chileno.
Revalorización del arte nacional
Violeta Parra reunió un promedio de 3.000 canciones y fue gestando el libro que más tarde se conocería como Cantos Folklóricos Chilenos. Gracias a su trabajo, junto al de otros, surgió un movimiento de revalorización de nuestro arte nacional, que llegaría a adquirir enorme importancia en la llamada Nueva Canción Chilena.
En 1953 grabó Que Pena Siente el Alma y Casamiento de Negros, dos de sus canciones más conocidas.
Los reconocimientos
A partir de sus trabajos, Violeta comenzó a hacerse conocida en el ámbito nacional. En 1954 fue invitada nuevamente a participar en un programa en Radio Chilena.
Era reconocida como comunicadora social. Su interés se reflejaba en las canciones, refranes, ceremoniales y leyendas. Además, durante sus prolongados períodos de enfermedad, se mantuvo activa creando arpilleras, explorando con la greda y pintando.
Aprovechó espacios como la radio, por ejemplo en Radio Minería y Radio Corporación, para difundir la cultura popular que ella rescataba. Fue premiada por la Sociedad de Autores y Compositores, Sochaico.
En 1954 recibió un premio en el concurso “Noche de Reyes”. En 1956 fue designada directora del Museo de Arte Popular de la Universidad de Concepción, cargo en el que no se mantuvo por mucho tiempo.

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